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¿QUÉ Y POR QUÉ DEBEMOS ENSEÑAR A LOS HIJOS?



Tito 2:1-5 ……Y las ancianas…enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos.
La advertencia de Pablo a Tito es sorprendente, en cierta medida. Parece bastante lógico que dos personas que se unen en matrimonio y que, al fin y al cabo, son bastante desconocidas entre si, deban ser instruidas acerca de las responsabilidades que adquieren en la unión matrimonial y en muchos aspectos relativos a la convivencia marital.
Pero es curioso que se especifique la necesidad de enseñar a amar a los hijos cuando la tendencia natural de los padres, y muy especialmente de la madre por los vínculos que se establecen durante la gestación entre ella y su hijo, es amar a los hijos. ¿Por qué dice la Biblia que debemos ser enseñadas y enseñar a amar a los hijos? La respuesta debe ser
porque no sabemos amarles adecuadamente Debería ser obligatorio seguir unos cursos de educación infantil; conocer qué es bueno para los niños y qué es malo en cada edad; en definitiva cómo hemos de educarlos, las pautas necesaria para obtener de ellos las mejores cualidades posibles y sensatas para cada niño...

Amar adecuadamente… Como siempre la Biblia nos provee de información fiel.
Instruye al niño en su camino y cuando fuere viejo no se apartará de él.Proverbios 22:6(RVR1960).
Solemos aplicar el texto anterior a la instrucción espiritual del niño, pero en realidad la orden o el consejo es mucho más amplio. Se refiere a la educación integral, completa del niño; se refiere a su educación física, cultural, anímica y por supuesto, espiritual.
En la Versión Dios Habla Hoy este texto queda como sigue:
Dale buena educación al niño de hoy y el viejo de mañana jamás la abandonará.

Quizás así se comprenda mejor cuál es el verdadero campo educativo que el niño necesita recibir.
La parcela de educación o instrucción en conocimientos suele ser asumida de manera notable por el estado, al menos en algunos países ; hay una buena escuela pública y profesores y educadores se esfuerzan por dar lo mejor de ellos y sacar lo mejor de los niños también.
Hay, o debe haber, una buena comunicación con los padres, y estos tienen que apoyar la labor de los maestros y profesores y conseguir que sus hijos, nuestros hijos, sean disciplinados en sus estudios, dediquen horas diariamente a reforzar el trabajo de la escuela y trabajen, para conseguir buenos rendimientos. Sin disciplina y trabajo no hay milagros en la educación secular.
Los padres, por otro lado, cuidamos los modales de los chicos, corregimos sus reacciones inadecuadas y procuramos hacer de ellos personas correctas y respetuosas en su forma de pensar y de comportarse y eso es fundamental para que sean aceptados socialmente en un ambiente sano.
Pero una cuestión muy importante que como padres cristianos debemos responder es: si realmente queremos educar, instruir, al niño en los caminos espirituales ¿Estás seguro, segura de que deseas instruir al niño en los caminos de Dios? Pues apresúrate.
Tienes apenas unos años, años que parece que pasan lentamente pero cuando te quieres dar cuenta tus hijos están ya fuera de tu esfera de control. Apresúrate a educarlos en los principio de Dios porque si tu no lo haces otros si lo van a hacer y en el sentido que no quieres.
Si tienes hijos menores de 18 años, deja ahora lo que ahora te puede agobiar y dedica todo tu esfuerzo la educación integral de tus hijos; esta es la edad en que tus hijos están bajo tu protección y autoridad y es en la que puedes educar de manera eficaz.

¿Que les debo enseñar a mis hijos?

Comento aquí algunos temas esenciales, de los muchos que hay, sobre los que deberíamos incidir.

1- A creer en Dios. A los niños es muy fácil hablarles de la existencia de Dios a través de las cosas creadas. Ellos entienden fácilmente que aunque muchas cosas las pueda hacer el hombre, el sol, la luna, las estrellas, los ríos, las montañas, las nubes, los animales, etc. sólo han podido ser hechos por Dios quién puso sus leyes en el Universo. Y cuando se ponen buenas leyes y se cumplen se benefician todas las generaciones.
Ejemplos los hay en abundancia en algunas partes del mundo, que no en todas: protección de la infancia, sufragio (capacidad de votar) de la mujer, educación obligatoria, sanidad para toda la población etc. han sido conseguidas como aplicación, a veces impensada, de principios de igualdad y justicia, derivados de una moral cristiana bien entendida..
Así pues, por las leyes que Dios puso, los planetas giran sin chocar y a distancia adecuada de la Tierra para que ésta no se queme o no se hiele; el sol sale durante unas horas al día y hay vegetación que trasforma las sustancias minerales en sustancias orgánicas, mediante la fotosíntesis y de esta sencilla reacción química se alimentan todos los seres del planeta. Y gracias también a esta reacción tenemos oxígeno para respirar.
Dios puso la luna que ilumina nuestros pasos por la noche y las estrellas que adornan el cielo (aparte de otras funciones). Dios puso la ley de la gravedad por la que los objetos no se escapan del planeta. Dios puso las estaciones en muchos lugares y en estas estaciones la tierra produce mucho o descansa y no acabaríamos de contarles a los niños las maravillas que Dios ha hecho en el Universo y en nuestro planeta Tierra. Ellos lo entienden y le gusta escuchar esas buenas noticias.
2- A Conocer a Dios. No es difícil. Una vez que los niños saben que Dios existe, que ha sido el Creador de tan grandes maravilla, les contamos cómo Dios cuidó de un pueblo, Israel, al que se manifestó, y así las historias bíblicas le enseñan cómo Dios es y cómo se va relacionando con el hombre y le guía y le instruye y, ¡por que no!, también le corrige. Porque Dios es un Padre y como padre tiene que proteger, instruir y corregir.
Y de Dios es imprescindible que conozcan que:
• Dios es Espíritu y como tal no le podemos ver con nuestros ojos carnales,pero si percibir con nuestros ojos espirituales. Lo mismo que el viento que no se ve pero si notamos su presencia.
Dios es Espíritu y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren (Juan 4:24)

El evangelista Billy Graham decía que algo que había agradecido a los maestros de la Escuela Dominical era que le habían enseñado que Dios era Espíritu, y desde entonces sabía que no había ritual físico que agradara a Dios, sólo una disposición del corazón (espiritual). ¿Cómo adorarán nuestros hijos a quién no ven si piensan que deberían verlo? ¿No querrán hacerse becerros de oro, como el pueblo de Israel en el desierto, para visualizar la grandeza de Dios?. ¡No!, Dios es Espíritu y su grandeza no se debe ni puede limitar a una estatua
• Dios es Omnipresente.- Como Espíritu que es, está en todas partes, no
sólo en el presente sino que coexiste el pasado y el futuro; Dios no
está limitado por el factor tiempo. Luego, cualquier circunstancias en
la vida del niño, en la vida de cualquier ser humano, por terrible que
sea, es vista y entendida por Dios en el momento que se produce.

No son ocultos los tiempos al Todopoderoso (Job 24:1)
• Dios es Omnisciente.- Dios lo sabe todo. Él, como Creador, como el
primero, tiene toda la sabiduría. Nadie, ni aún el que se cree más listo,
alcanza una porción infinitesimal de la sabiduría de Dios. Y si es tan
sabio, también sabe lo que nos conviene.

Con Dios está la sabiduría y el poder, suyo es el consejo y la inteligencia (Job 12:13)
• Dios es Omnipotente. Dios los puede todo. El gran Creador del
Universo tiene toda la autoridad sobre cualquier parcela de ese Universo
creado. Y de nuevo las historias bíblicas ayudarán al niño a entender este
concepto.

El que mora al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente (Salmo 91:1)
A los niños más grandes, también hay que enseñarles, cuanto antes mejor, que el mismo poder de Dios se manifiesta en las leyes que él ha puesto y que acatar esas leyes nos protegen, y que trasgredirlas, no respetarlas, tiene sus consecuencias.
La pregunta frecuente que tienen muchos niños y todos los mayores es por qué Dios consiente que ocurra una determinada desgracia si El está en todas partes, lo sabe todo y es todopoderoso para evitarla. Y esa pregunta tiene varias respuestas o no la tiene:
Unas desgracias son debidas al la trasgresión de las leyes naturales de Dios, de su equilibrio (p.ej. la tala de bosques implica que las lluvias se llevarán el suelo y destruirán poblaciones, el desviar el curso natural de un río puede también producir inundaciones imprevistas etc. Otras son debidas a la trasgresión de la enseñanza de Dios para los hombres y así el exceso en bebida, comida, y otras sustancias tóxicas trae enfermedad, dolor y muerte.
Otras veces se transgreden leyes humanas que nos protegen, como el del límite de velocidad en los coches que puede tener como consecuencia la muerte de personas inocentes.
Pero en otros muchos casos no hay explicación a muchas desgracias que
ocurren: el bebé que muere en un tiroteo o en un incendio, el niño golpeado o abusado por sus padres, el padre de familia que muere en su juventud de forma instantánea etc., hay tantas y tantas penas que no tienen explicación, que simplemente hay que pensar que hay razones que Dios conoce a largo plazo pero que nosotros no entenderemos en esta vida.

Un versículo nos puede ayudar a acallar nuestra inquietud ante la falta de
respuesta: Porque las cosas secretas pertenecen a Dios, mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre para que cumplamos todas las palabras de esta ley (Deuteronomio 29:29)

Pero dentro de la Omnipotencia de Dios está el cuidar de sus hijos, como
Padre que es, y a él tenemos que acudir para obtener el oportuno socorro.

3- Creer a Dios y a confiar en El No sólo tenemos que enseñar a creer en Dios sino también a creer a Dios. A creer que para Dios cada uno de nosotros somos importantes y le importamos; por tanto las promesas que Dios ha hecho al hombre, Dios las va a cumplir y muchas ya las ha cumplido.
4- Somos pecadores. El niño tiene que saber pronto que somos pecadores, que su padre y su madre también han necesitado recibir el perdón de Dios. Y que él mismo necesita que Dios le perdone. Eso lo entiende bien ya que desde muy pequeño, si el niño es convenientemente educado, se le va corrigiendo paulatinamente de esas actuaciones que no son correctas; y a través de esa corrección el percibe que no es perfecto.
5- Solicitar el perdón de Dios. Es fundamental que entienda el valor y propósito de la muerte de Jesucristo y que mediante su sacrificio en la cruz lo que en niño ha hecho mal queda perdonado. El decreto que nos condenaba ha sido cumplido con la sangre de Jesús. Y esta es una verdad que pertenece a la esfera de lo espiritual pero que tiene grandes consecuencias en lo físico.
6- A amar a Dios. Por su bondad, por su amor por nosotros demostrada porque Dios, el Todopoderoso, tuvo misericordia de la humanidad y envió a Jesús, su Hijo, para que él mismo nos enseñara el camino hacia Dios, y no sólo el camino sino que él mismo nos abrió la puerta de ese camino mediante su muerte en la cruz. ¿Y no le hemos de amar?
7- Y entre las muchas cosas más le hemos de enseñar que el respeto a las leyes divinas le protegerán de muchos problemas a lo largo de su vida y finalmenteque, por la gracia de Dios, tiene vida eterna.
La educación de los niños es continua, cada mañana, cada tarde, cada noche, desde que el bebé nace hasta que nos vayamos con el Señor. ¡Claro que las formas serán diferentes!:
1- Primero simplemente amándole y cuidándole en su bienestar y crecimiento. Y Desde bien pronto, aunque creamos que no entiende, cantándole alabanzas a Dios, acariciándole.
2- Cuando ya tiene unos dos años tenemos que contarle pequeñas historias, enseñándoles canciones.
3- Cuando ya es un párvulo y sigue en la escuela, seguiremos hablándole de Dios y de la vida de Jesús por la noche o a la hora de la comida y siempre llevándole al templo o a reuniones, campamentos donde se relacionará con niños de su edad y que reciben la misma enseñanza. Y teniendo buen testimonio.
4- Cuando es un adolescente seguimos hablándole de Dios y animándole a que no deje lo que ha aprendido y. que se relacione con personas de su misma creencia. En esa etapa debemos recordarles cómo Dios nos ayudó personalmente.
5- Y cuando ya se alejan físicamente de nosotros porque, lógicamente, emprenden su propio camino, tendremos que seguir amándoles, escuchándoles y si ellos lo propician advertirles de peligros que se vea alrededor. Este es el peaje que han de pagar los hijos por tener unos padres volcados en su cuidado. Si a los padres nos importa la vida de nuestros hijos. ¿Cómo no le importará a Dios la nuestra?
6- Pero a lo largo de todo este proceso y hasta que nos muramos es fundamental, imprescindible, nuestro testimonio, para criar hijos fuertes espiritualmente, o al menos haber cumplido nuestra parte.
Hay personas que lo tienen más difícil para educar. No te desanimes, el Señor está viendo tu entrega y tu esfuerzo y la palabra sembrada en los hijos no vuelve vacía.
Nunca os desaniméis. Y lo mismo que cuidamos o debemos cuidar que sean educados para que socialmente tengan una relación correcta, debemos alimentarlos con alimento sano para que crezcan fuertes y sanos físicamente debemos poner especial cuidado en su crecimiento espiritual.
¿Crecerán espiritualmente nuestros hijos si sólo ven programas basura, leen libros carentes de moral, pasan horas y horas en el ordenador sin ningún control, se limitan a asistir un domingo si y cuatro no a la iglesia. ¿Crecerán así?
Los hijos deben ver coherencia en los padres, entre lo que se les dice que hagan y lo que los mismos padres hacen. En definitiva un hijo bien educado es la honra de sus padres. Los beneficios de una buena educación en los hijos son en primer lugar para el propio muchacho o
muchacha, en segundo lugar para los padres que se librarán de muchos sinsabores y en tercer lugar la propia sociedad que recibirá ciudadanos honestos y comprometidos.

María y José, estoy segura, enseñaron, instruyeron a Jesús en los caminos adecuados para que tuviera buen nombre en los de alrededor. Y Jesús ya con 12 años asombraba a los sacerdotes de su conocimiento de las Escrituras. Y Jesús estaba sometido a sus padres y les obedecía.
Te animo a que EDUQUES, que sigas educando a tu hijo, tus hijos, en sus estudios; eso lleva esfuerzo pero es fundamental para que se eduquen en disciplina y constancia, necesario para sus vidas futuras.
Te animo a que EDUQUES, que sigas educando a tu hijo, tus hijos, en el
conocimiento de Dios y en la aceptación de los mandamientos divinos como principio de comportamiento en su vida.

Y te animo especialmente a que tengas paciencia en el proceso; la educación es una carrera de fondo, de larga distancia, y son en las pequeñas etapas diarias, en las escaramuzas, donde se van configurando el futuro inmediato y eterno de nuestros hijos, y ¡por supuestos de nuestras vidas!
En definitiva al niño se le debe amar adecuadamente y en ese amor está darle una buena educación especialmente en los caminos de Dios porque eso es esencial para su vida presente y futura.
Instruye al niños en su caminos y aún cuando fuera viejo no se apartará de el



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